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Moldeando el carácter de nuestros hijos 

3. La responsabilidad personal de los padres - 2


30. De la Cena del Señor

1. La Cena del Señor Jesús fue instituida por Él la misma noche que fue entregado, 1 para que se observara en sus iglesias 2 hasta el fin del mundo, 3 para el recuerdo perpetuo y para la manifestación del sacrificio de sí mismo en su muerte, 4 para confirmación de la fe de los creyentes en todos los beneficios de la misma ,5 para su alimentación espiritual y crecimiento en Él, 6 para un mayor compromiso en todas las obligaciones que le deben a Él, 7 y para ser un vínculo y una prenda de su comunión con Él y entre ellos mutuamente. 8

1. 1 Co. 11:23-26; Mt. 26:20-26; Mr. 14:17-22; Lc. 22:19-23.
2. Hch. 2:41,42; 20:7; 1 Co. 11:17-22,33,34.
3. Mr. 14:24,25; Lc. 22:17-22; 1 Co. 11:24-26.
4. 1 Co. 11:24-26; Mt. 26:27,28; Lc. 22:19,20.
5. Ro. 4:11.
6. Jn. 6:29,35,47-58.
7. 1 Co. 11:25.
8. 1 Co. 10:16,17.

2. En esta ordenanza, Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace en absoluto ningún verdadero sacrificio para la remisión del pecado ni de los vivos ni de los muertos; sino que solamente es un memorial de aquel único ofrecimiento de sí mismo y por sí mismo en la cruz, una sola vez para siempre, 1 y una ofrenda espiritual de toda la alabanza posible a Dios por el mismo. 2 Así que el sacrificio papal de la misa, como ellos la llaman, es sumamente abominable e injurioso al sacrificio mismo de Cristo, la única propiciación por todos los pecados de los escogidos.

1. Jn. 19:30; He. 9:25-28; 10:10-14; Lc. 22:19; 1 Co. 11:24,25.
2. Mt. 26:26,27,30 con He. 13:10-16.

3. El Señor Jesús, en esta ordenanza, ha designado a sus ministros para que oren y bendigan los elementos del pan y del vino, y que los aparten así del uso común para el uso sagrado; que tomen y partan el pan, y tomen la copa y (participando también ellos mismos) den ambos a los participantes. 1

1. 1 Co. 11:23-26; Mt. 26:26-28; Mr. 14:24,25; Lc. 22:19-22.

4. Negar la copa a los miembros de la iglesia, 1 adorar los elementos, elevarlos o llevarlos de un lugar a otro para adorarlos y guardarlos para cualquier pretendido uso religioso, 2 es contrario a la naturaleza de esta ordenanza y a lo que Cristo instituyó. 3

1. Mt. 26:27; Mr. 14:23; 1 Co. 11:25-28.
2. Ex. 20:4,5.
3. Mt. 15:9.

5. Los elementos externos de esta ordenanza, debidamente separados para el uso ordenado por Cristo, tienen tal relación con el Crucificado que en un sentido verdadero, aunque en términos figurativos, se llaman a veces por el nombre de las cosas que representan, a saber: el cuerpo y la sangre de Cristo; 1 no obstante, en sustancia y en naturaleza, esos elementos siguen siendo verdadera y solamente pan y vino, como eran antes. 2

1. 1 Co. 11:27; Mt. 26:26-28.
2. 1 Co. 11:26-28; Mt. 26:29.

6. La doctrina que sostiene un cambio de sustancia del pan y del vino en la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo (llamada comúnmente transustanciación), por la consagración de un sacerdote, o de algún otro modo, es repugnante no sólo a las Escrituras 1 sino también al sentido común y a la razón; echa abajo la naturaleza de la ordenanza; y ha sido y es la causa de muchísimas supersticiones y, además, de crasas idolatrías.

1. Mt. 26:26-29; Lc. 24:36-43,50,51; Jn. 1:14; 20: 26-29; Hch. 1:9-11; 3:21; 1 Co. 11:24-26; Lc. 12:1; Ap. 1:20; Gn. 17:10,11; Ez. 37:11; Gn. 41:26,27.

7. Los que reciben dignamente esta ordenanza, 1 participando externamente de los elementos visibles, también participan interiormente, por la fe, de una manera real y verdadera, aunque no carnal ni corporal, sino alimentándose espiritualmente de Cristo crucificado y recibiendo todos los beneficios de su muerte. 2 El cuerpo y la sangre de Cristo no están entonces ni carnal ni corporal sino espiritualmente presentes en esta ordenanza para la fe de los creyentes, tanto como los elementos mismos lo están para sus sentidos corporales. 3

1. 1 Co. 11:28.
2. Jn. 6:29,35,47-58.
3. 1 Co. 10:16.

8. Todos los ignorantes e impíos, no siendo aptos para gozar de la comunión con Cristo son, por lo tanto, indignos de la mesa del Señor y, mientras permanezcan como tales, no pueden, sin pecar grandemente contra Él, participar de estos sagrados misterios o ser admitidos a ellos; 1 además, quienquiera que los reciba indignamente es culpable del cuerpo y la sangre del Señor, pues come y bebe juicio para sí. 2

1. Mt. 7:6; Ef. 4:17-24; 5:3-9; Ex. 20:7,16; 1 Co. 5:9-13; 2 Jn. 10; Hch. 2:41,42; 20:7; 1 Co. 11:17-22,33,34.
2. 1 Co. 11:20-22,27-34.


 

 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

30. La oración paterna - 3


31. Del estado del hombre después de la muerte y de la resurrección de los muertos

1. Los cuerpos de los hombres vuelven al polvo después de la muerte y ven la corrupción, 1 pero sus almas (que ni mueren ni duermen), teniendo una subsistencia inmortal, vuelven inmediatamente a Dios que las dio. 2 Las almas de los justos, siendo entonces perfeccionadas en santidad, son recibidas en el Paraíso donde están con Cristo, y contemplan la faz de Dios en luz y gloria, esperando la plena redención de sus cuerpos. 3 Las almas de los malvados son arrojadas al infierno, donde permanecen atormentadas y envueltas en densas tinieblas, reservadas para el juicio del gran día. 4 Fuera de estos dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, las Escrituras no admiten ningún otro.

1. Gn. 2:17; 3:19; Hch. 13:36; Ro. 5:12-21; 1 Co. 15:22.
2. Gn. 2:7; Stg. 2:26; Mt. 10:28; Ec. 12:7.
3. Sal. 23:6; 1 R. 8:27-49; Is. 63:15; 66:1; Lc. 23:43; Hch. 1:9-11; 3:21; 2 Co. 5:6-8; 12:2-4; Ef. 4:10; Fil. 1:21-23; He. 1:3; 4:14,15; 6:20; 8:1; 9:24; 12:23; Ap. 6:9-11; 14:13; 20:4-6.
4. Lc. 16:22-26; Hch. 1:25; 1 P. 3:19; 2 P. 2:9.

2. Los santos que se encuentren vivos en el último día no dormirán, sino que serán transformados, 1 y todos los muertos serán resucitados 2 con sus mismos cuerpos, y no con otros, 3 aunque con diferentes cualidades, 4 y éstos se unirán otra vez a sus almas para siempre. 5

1. 1 Co. 15:50-53; 2 Co. 5:1-4; 1 Ts. 4:17.
2. Dn. 12:2; Jn. 5:28,29; Hch. 24:15.
3. Job 19:26,27; Jn. 5:28,29; 1 Co. 15:35-38,42-44.
4. 1 Co. 15:42-44,52-54. 5. Dn. 12:2; Mt. 25:46.
5. Dn. 12:2; Mt. 25:46.

3. Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, serán resucitados para deshonra; 1 los cuerpos de los justos, por su Espíritu, 2 para honra, 3 y serán hechos entonces semejantes al cuerpo glorioso de Cristo. 4

1. Dn. 12:2; Jn. 5:28,29.
2. Ro. 8:1,11; 1 Co. 15:45; Gá. 6:8.
3. 1 Co. 15:42-49.
4. Ro. 8:17,29,30; 1 Co. 15:20-23,48,49; Fil., 3:21; Col. 1:18; 3:4; 1 Jn. 3:2; Ap. 1:5.


 

 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

31. La oración paterna - 4


32. Del juicio final

1. Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por Jesucristo, a quien todo poder y juicio ha sido dado por el Padre. 1 En aquel día, no sólo los ángeles apóstatas serán juzgados, 2 sino que también todas las personas que han vivido sobre la tierra comparecerán delante del tribunal de Cristo 3 para dar cuenta de sus pensamientos, palabras y acciones, y para recibir conforme a lo que hayan hecho mientras estaban en el cuerpo, sea bueno o malo. 4

1. Hch. 17:31; Jn. 5:22,27.
2. 1 Co. 6:3; Jud. 6.
3. Mt. 16:27; 25:31-46; Hch. 17:30,31; Ro. 2:6-16; 2 Ts. 1:5-10; 2 P. 3:1-13; Ap. 20:11-15.
4. 2 Co. 5:10; 1 Co. 4:5; Mt. 12:36.
2. El propósito de Dios al establecer este día es la manifestación de la gloria de su misericordia en la salvación eterna de los escogidos, y la de su justicia en la condenación eterna de los réprobos, que son malvados y desobedientes; 1 pues entonces los justos entrarán a la vida eterna y recibirán la plenitud de gozo y gloria con recompensas eternas en la presencia del Señor; pero los malvados, que no conocen a Dios ni obedecen al evangelio de Jesucristo, serán arrojados al tormento eterno y castigados con eterna perdición, lejos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. 2
 
1. Ro. 9:22,23.
2. Mt. 18:8; 25:41,46; 2 Ts. 1:9; He. 6:2; Jud. 6; Ap. 14:10,11; Lc. 3:17; Mr. 9:43,48; Mt. 3:12; 5:26; 13:41,42; 24:51; 25:30.

3. Así como Cristo quiere que estemos totalmente persuadidos de que habrá un Día de Juicio, tanto para disuadir a todos los hombres de pecar, 1 como para ser de mayor consuelo de los piadosos en su adversidad; 2 así también quiere que los hombres no sepan cuándo será ese día, para que se desprendan de toda seguridad carnal y estén siempre velando porque no saben a qué hora vendrá el Señor; 3 y estén siempre preparados para decir: Ven, Señor Jesús; ven pronto. 4 Amén.

1. 2 Co. 5:10,11.
2. 2 Ts. 1:5-7.
3. Mr. 13:35-37; Lc. 12:35-40.
4. Ap. 22:20
 

 

 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

32. Manteniendo una disposición apropiada


 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

33. Trabajando con nuestros hijos, sin favoritismo


 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

34. Establezca reglas con justicia


 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

35. Juzgando los asuntos domésticos con equidad - 1


 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

36. Juzgando los asuntos domésticos con equidad - 2


 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

37. Trabajando con consistencia


 

4. De la creación

1. En el principio agradó a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, 1 para la manifestación de la gloria de su poder, sabiduría y bondad eternos, 2 crear o hacer el mundo y todas las cosas que en él hay, ya sean visibles o invisibles, 3 en el lapso de seis días, 4 y todas muy buenas. 5

1. He. 1:2; Jn. 1:2,3; Gn. 1:2; Job 26:13; 33:4.
2. Ro. 1:20; Jer. 10:12; Sal. 104:24; 33:5,6; Pr. 3:19; Hch. 14:15,16.
3. Gn. 1:1; Jn. 1:2; Col. 1:16.
4. Gn. 2:1-3; Ex. 20:8-11.
5. Gn. 1:31; Ec. 7:29; Ro. 5:12

2. Después que Dios hubo creado todas las demás criaturas, creó al hombre, varón y hembra, con almas racionales e inmortales, haciéndolos aptos para la vida con Dios para la cual fueron creados; 1 siendo hechos a imagen de Dios, en conocimiento, justicia y santidad de la verdad; 2 teniendo la ley de Dios escrita en sus corazones, y el poder para cumplirla y, sin embargo, con la posibilidad de transgredirla, por haber sido dejados a la libertad de su propia voluntad, que era mutable. 3

1. Gn. 1:27; 2:7; Stg. 2:26; Mt. 10:28; Ec. 12:7.
2. Gn. 1:26,27; 5:1-3; 9:6; Ec. 7:29; 1 Co. 11:7; Stg. 3:9; Col. 3:10; Ef. 4:24.
3. Ro. 1:32; 2:12a,14,15; Gn. 3:6; Ec. 7:29; Ro. 5:12.

3. Además de la ley escrita en sus corazones, recibieron un mandato de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal; y, mientras lo guardaron, fueron felices en su comunión con Dios y tuvieron dominio sobre las criaturas. 1

1. Gn. 1:26,28; 2:17


 

 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

4. El ejemplo de los padres, para bien o para mal


5. De la divina providencia

1. Dios, el buen Creador de todo, 1 en su infinito poder y sabiduría, 2 sostiene, dirige, dispone y gobierna 3 a todas las criaturas y cosas, desde la mayor hasta la más pequeña, 4 por su sapientísima y santísima providencia, 5 con el fin para el cual fueron creadas, 6 según su presciencia infalible, y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad; 7 para alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, infinita bondad y misericordia. 8

1. Gn. 1:31; 2:18; Sal. 119:68.
2. Sal. 145:11; Pr. 3:19; Sal. 66:7.
3. He. 1:3; Is. 46:10,11; Dn. 4:34,35; Sal. 135:6; Hch. 17:25-28; Job 38-41.
4. Mt. 10:29-31.
5. Pr. 15:3; Sal. 104:24; 145:17.
6. Col. 1:16,17; Hch. 17:24-28.
7. Sal. 33:10,11; Ef. 1:11.
8. Is. 63:14; Ef. 3:10; Ro. 9:17; Gn. 45:7; Sal. 145:7

2. Aunque en relación con la presciencia y el decreto de Dios, la causa primera, todas las cosas suceden inmutable e infaliblemente, de modo que nada ocurre a nadie por azar o sin su providencia; 1 sin embargo, por la misma providencia, las ordena de manera que ocurran según la naturaleza de las causas secundarias, ya sea necesaria, libre o contingentemente. 2

1. Hch. 2:23; Pr. 16:33.
2. Gn. 8:22; Jer. 31:35; Ex. 21:13; Dt. 19:5; Is. 10:6,7; Lc. 13;3,5; Hch. 27:31; Mt. 5:20,21; Fil. 1:19; Pr. 20:18; Lc. 14:25ss.; Pr. 21:31; 1 R. 22:28,34; Rt. 2:3.

3. Dios, en su providencia ordinaria, hace uso de medios; 1 sin embargo, tiene la libertad de obrar sin ellos, 2 por encima de ellos 3 y contra ellos, 4 según le plazca.

1. Hch. 27:22,31,44; Is. 55:10,11; Os. 2:21,22.
2. Os. 1:7; Lc. 1:34,35.
3. Ro. 4:19-21.
4. Ex. 3:2,3; 2 R. 6:6; Dn. 3:27.

4. El poder omnipotente, la sabiduría inescrutable y la bondad infinita de Dios se manifiestan en su providencia hasta tal punto que su consejo determinante se extiende aun hasta la primera Caída y a todas las demás acciones pecaminosas, tanto de los ángeles como de los hombres 1 (y eso no por un mero permiso), las cuales sapientísima y poderosamente limita, y asimismo ordena y gobierna de múltiples maneras para sus santísimos fines; 2 sin embargo, de tal modo que la pecaminosidad de las acciones de ellos procede sólo de las criaturas, y no de Dios, quien siendo justísimo y santísimo, no es, ni puede ser, autor del pecado ni aprobarlo. 3

1. Ro. 11:32-34; 2 S. 24:1; 1 Cr. 21:1; 1 R. 22:22,23; 2 S. 16:10; Hch. 2:23; 4:27,28.
2. Hch. 14:16; 2 R. 19:28; Gn. 50:20; Is. 10:6,7,12.
3. Stg. 1:13,14,17; 1 Jn. 2:16; Sal. 50:21.

5. El Dios sapientísimo, justísimo y clementísimo a menudo deja por algún tiempo a sus propios hijos en diversas tentaciones y en las corrupciones de sus propios corazones, a fin de disciplinarlos por sus pecados anteriores o para revelarles la fuerza oculta de la corrupción y del engaño de sus corazones, para que sean humillados; y para llevarlos a una dependencia de él más íntima y constante para su apoyo en él; y para hacerlos más vigilantes contra todas las ocasiones futuras de pecado, y para otros fines santos y justos. 1 Por consiguiente, todo lo que ocurre a cualquiera de sus escogidos es por su designio, para su gloria y para el bien de ellos. 2

1. 2 Cr. 32:25,26,31; 2 S. 24:1; Lc. 22:34,35; Mr. 14:66-72; Jn. 21:15-17.
2. Ro. 8:28.

6. En cuanto a aquellos hombres malvados e impíos a quienes Dios, como juez justo, ciega y endurece a causa de su pecado anterior, 1 no sólo les niega su gracia, por la cual podría haber iluminado su entendimiento y obrado en sus corazones, 2 sino que también algunas veces les retira los dones que tenían, 3 y los deja expuestos a las cosas que su corrupción convierte en ocasión de pecado; 4 y, a la vez, los entrega a sus propias concupiscencias, a las tentaciones del mundo y al poder de Satanás, 5 por lo cual sucede que se endurecen bajo los mismos medios que Dios emplea para ablandar a otros. 6

1. Ro. 1:24-26,28; 11:7,8.
2. Dt. 29:4.
3. Mt. 13:12; 25:29.
4. Dt. 2:30; 2 R. 8:12,13.
5. Sal. 81:11,12; 2 Ts. 2:10-12.
6. Ex. 7:3; 8:15,32; 2 Co. 2:15,16; Is. 6:9,10; 8:14; 1 P. 2:7; Hch. 28:26,27; Jn. 12:39,40.

7. Del mismo modo que la providencia de Dios alcanza en general a todas las criaturas, así también de un modo más especial cuida de su iglesia y dispone todas las cosas para el bien de la misma. 1

1. Pr. 2:7,8; Am. 9:8,9; 1 Ti. 4:10; Ro. 8:28; Ef. 1:11,22; 3:10,11,21; Is. 43:3-5,14.


 

 

Moldeando el carácter de nuestros hijos 

5. El yo en su justo nivel


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EscuelaDominicalB

Los estudios realizados durante la escuela dominical buscan fortalecer el conocimiento de Las Escrituras de los asistentes, y por sobre todo se quiere presentar a Cristo como el único salvador para el pecador. A diferencia del sermón principal, se permite la participación de los asistentes, con preguntas o comentarios (Foto: Pamela P. Stroud/Flickr)

 

ConfesionDeFe2

Photo by Matt Gruber / Copyright free

 

Con cierta frecuencia nos preguntan: “pero ustedes, ¿qué creen?” Con esta pregunta las personas quieren saber cuáles son las diferencias entre nosotros y otras comunidades cristianas. Y también quieren saber sencillamente qué es lo que enseñamos para poder juzgar acerca de nuestra fidelidad a las Sagradas Escrituras, norma absoluta de la fe cristiana.

Por esto nosotros, la Iglesia Cristiana Gracia y Amor de Bogotá, enlazamos esta edición de nuestra declaración de fe. Ojalá sirva para responder las preguntas de arriba y, a la vez, para orientar respecto a las grandes verdades en su conjunto reveladas por Dios para toda persona que quiere vivir y morir dichosamente.

Hay otro motivo para presentar esta edición en este momento. La declaración de fe que presentamos, la que nos orienta en nuestra creencia y conducta, es una declaración que en este año de 1989 cumple 300 años de haber salido a la luz. En el año 1689, en Londres, unas iglesias cristianas la publicaron con el fin de identificarse detalladamente como exponentes de la fe cristiana antigua centrada en la gracia de Dios en el evangelio de Jesucristo y orientada hacia la gloria del Dios trino.

Actualmente muchos de los que se llaman cristianos no comprenden bien qué implica el nombre “cristiano”. Por otro lado, hay cierta aversión a una definición (y enseñanza todavía por las Escrituras) para su obediencia y disfrute de la voluntad perfecta de Dios. Invitamos a toda persona que dice ser cristiana a un estudio cuidadoso de las páginas que siguen y a una comparación de las mismas con la Biblia. Así podríamos saber si somos cristianos o no, y, a la vez, podremos darnos cuenta del acuerdo que hay entre los dos documentos. La declaración de fe es un fiel reflejo de la enseñanza bíblica.

Un fruto derivado del estudio de esta declaración de fe podría ser la unidad mayor las distintas comunidades cristianas. Algunos opinan que la definición de las doctrinas cristianas resulta más bien en la fragmentación del cristianismo, y esta directamente en proporción a lo detallado de la definición. La declaración aquí presentada, sin embargo, dogmatiza en los puntos donde la Biblia misma lo hace. Por eso, su enfoque en la esencia bíblica lleva (si dejamos que nos lleve) a la única unidad que vale y que perdura, la unidad obligada por la voz de Dios. La fragmentación, cuando sucede, se debe a la debilidad o a la desobediencia humana y no a algún supuesto defecto en la revelación divina.

Pero, ¿para qué tanto detalle en la declaración? la declaración da tanto detalle precisamente porque la Biblia, la Palabra de Dios, la da. Y Dios dice lo que dice porque sabe que es para nuestro bien y para su gloria. No saber, no entender, y no practicar, es perder el consejo vivo y perfecto de Dios para la orientación poderosa de la totalidad de nuestra vida como criaturas de Dios en este mundo.

Sí, es cierto, la declaración exige un estudio detenido. Obliga a que pensemos. No podemos llegar a conclusiones precipitadas. Pero ¡qué fruto más delicioso para quienes por ella se entreguen a saturarse de la Palabra de Dios, la Biblia misma! La declaración que presentamos permite un esquema de la verdad de Dios que sistematiza conceptos de otra manera confusos, desconectados, desproporcionados, y en alguna medida inútiles. Esta comprensión nos capacita para ser fuertes y fieles representantes del mensaje de Cristo en medio de un mundo pecador, hundido en la miseria, y decepcionado por las inconsecuencias, los errores, las deformaciones, y la ignorancia de la Iglesia Cristiana en general.

1989

 

Para descargar una copia de nuestra confesión de fe, haga clic en este enlace.

 

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Photo by Michael Heiss / CC BY

 

Audio2

 

Aquí podrá escuchar conferencias, estudios, y sermones especiales.


 

AMiAmadaFamilia

El pastor y misionero César Triana, nos dirige en esta serie presentando el evangelio. (Foto: Henry Burrows/Flickr)

PalabrasDeConsuelo1

El Señor te bendiga, y permita que si en algo estas cortas reflexiones logran confortarte, seas luego tú quien busques confortar a otros por medio de este breve peregrinar por la tierra, para el bien de la iglesia y para la gloria de nuestro precioso Dios. (Foto: J Swanstrom/Flickr)

HistoriaDeLaMusicaCristiana

 

En esta serie veremos cómo se ha desarrollado la música del pueblo de Dios, desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días. Es un recorrido histórico para comprender lo que el pueblo de Dios, y principalmente el pueblo cristiano ha usado para adorar a Dios por medio de la música.

A través de los siglos, es la cultura cristiana la que preservó y desarrolló la música, aún hasta nuestros días. Esto es importante no sólo para que la Iglesia conozca y valore su propia tradición y cultura, sino para explicar tanto el origen de las músicas que se usan en el culto cristiano hasta nuestros días, como para entender el origen mismo de la música en occidente, cuya cultura fue desarrollada por el cristianismo.

Veremos en forma breve y general lo que la Biblia habla sobre la música, cómo fue la música en los primeros siglos del cristianismo, la música en la edad media, la música en la Reforma protestante, el origen de los himnos, la música gospel, su desarrollo en lo que llegó a ser la música cristiana contemporánea en el siglo XX y finalmente lo que es la música cristiana en Latinoamérica. (Foto: Saint-Petersburg.../Flickr)

 

Luther at the Diet of Worms

La confesión bautista de Londres es una de las últimas confesiones de su época, y está basada en las que le precedieron. Un estudio de estas nos ayuda a entender mejor nuestra confesión. Las circunstancias históricas dentro de las cuales se desarrollan las confesiones iluminan su énfasis y su teología. Saber el contexto original ayuda mucho. ¿Quiénes son sus escritores? ¿A qué batallas se enfrentaron? ¿Por qué no se desarrollaron antes? ¿Por qué hoy seguimos utilizando confesiones de hace 400 años? Estas son preguntas interesantes. En esta serie, vamos a buscar respuestas a estas preguntas. (Foto: von Werner/Wikipedia)

Fundamentos

Tertulia Teológica

Esta es una colección del programa radial "Tertulia Teológica", de la Iglesia Bautista Reformada el Redentor, transmitido los lunes a las 8:05 pm, con retransmisión los viernes a las 12 m y los sábados a las 6 pm. (Foto: Lawrence OP/Flickr)

AMiAmadoHermano

El pastor y misionero César Triana, inicialmente movido por el amor hacia un hermano suyo, pero también motivado por el amor hacia los demás, nos presenta una serie de mini mensajes evangelísticos. Si usted aun no cree en Cristo, quiera el Señor utilizar estos audios para llevarlo a las Escrituras, las cuales nos presentan a Jesucristo, El Salvador.

Apocalipsis2

Análisis detallado del libro de Apocalipsis. (Foto: Ed Suominen/Flcikr)

TeologiaSinFronteras

¿Dónde se originan las confesiones? ¿Por qué son importantes? ¿Cuáles características tienen las confesiones bautistas, y cuál relevancia han tenido en la Iglesia? Estas, y otras preguntas, tendrán sus respuestas en el programa radial "Teología sin fronteras". (Foto: J. Mark Bertrand/Flickr)

Sexualidad

El objetivo de estas charlas es entregarle de manera especial a papá, pero también a mamá, herramientas para que guíen a sus hijos en casa. Solo si tenemos familias entregadas al Señor, donde las decisiones se toman a partir de las escrituras, tendremos iglesias santas. La Biblia es nuestra única autoridad en fe y conducta. (Foto: Joe/Flickr)

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Última serie de estudios del programa "Escuela para Maestros de Biblia en el Hogar", sobre los adolescentes. (Foto: unionland/flickr)

SemanaSanta1

Colección de sermones realizados durante semana santa. (Foto: John Wright/Flickr)

 

MoldeandoElCaracterDeNuestrosHijos

Esta serie de sermones fueron dados por el pastor Sugel Michelén, hacia el año 1997. Se adicionó un archivo con resumen y preguntas a cada sermón, para facilitar su estudio. (Foto: Kat Grigg/Flickr)

 

Vea aquí el artículo introductorio a esta serie (5 páginas) 

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Esta es la lista de personas que en algún momento, por la providencia de Dios, han predicado o dirigido estudios de escuela dominal en la Iglesia Cristiana Gracia y Amor.

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Información de contacto:
Sede Norte:
carrera 67 # 175-60, Bogotá D.C.,
cel. 311 279 0577, ver más
Sede Alborada:
calle 97 # 68 F - 96, Bogotá D.C.,
613 15 24 - info @ iglesiacristianagraciayamor.org, ver más

 

 
 

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Horario de los servicios principales:
Escuela dominical Domingo 10:00 a.m. - 10:45 a.m.
Culto principal Domingo 11:00 a.m. - 12:10 p.m.
Estudio Bíblico Domingo 4:00 p.m. - 5:00 p.m.
Reunión de oración (Norte) Miércoles 7:00 p.m. - 8:00 p.m
Reunión de oración (Alborada) Jueves 7:00 p.m. - 8:00 p.m.

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