La Vida Cristiana
El trabajo. Lección 19 de 24
El cuarto mandamiento nos manda apartar el día de reposo para el Señor. También nos manda: “Seis días trabajarás”. El cristiano como siervo de Dios debe estar ocupado. ¡Nada de pereza! Trabaja en la iglesia, en el hogar y trabaja para ganar el pan de cada día o para ayudar a la persona que lo está haciendo, como, por ejemplo, la esposa en el hogar, quien apoya a su marido.
La vida del obrero no es fácil. Muchas veces tiene que trabajar mucho y ganar poco por causa de patronos injustos. Pero otras veces la pobreza puede ser por culpa propia. El cristiano no busca enriquecerse, necesariamente, (1 Timoteo 6:6-10) pero si, desea tener lo suficiente para poder colaborar en la causa de Cristo (1 Timoteo 5:17-18), para ayudar a los necesitados (Efesios 4:28), y para vivir decentemente con salud, él y su familia (1 Timoteo 6:17). Pero para prosperar debe tener la bendición de Dios (Mateo 6:11). ¿Cómo quiere Dios que el obrero trabaje?
1. El obrero debe ser diligente en su trabajo, esforzándose para hacer lo mejor que pueda. Trabaja bien, esté presente el patrón o no. Toma la iniciativa para hacer las cosas y no espera a que el patrón le diga todos los detalles, porque en primer lugar sirve a Dios (Colosenses 3:22-25).
2. El obrero debe ser respetuoso. Respeta los derechos de sus compañeros de trabajo, y los del patrón. Aun cuando lo traten mal o injustamente, reacciona en el Espíritu de Cristo (1 Pedro 2:18-19). Sí, el obrero puede y debe reclamar sus derechos, pero, lo hace con respeto. El obrero cristiano no busca perjudicar al patrón mediante sabotajes, abusos de confianza, paros o huelgas. Si la situación es en verdad insoportable, puede renunciar a su puesto, pero, no ir a los insultos, etc. Claro, el patrón cristiano también cumplirá con todos sus deberes para con sus empleados. Más aún, irá más allá del mínimo que la ley exige. Buscará que sus empleados tengan la oportunidad de vivir decentemente y con salud (Colosenses 4:1).
3. El obrero cristiano es honesto y honrado. Cuida lo ajeno. Responde por los daños que pudiera ocasionar. No busca arreglar las cosas injustas por su propia cuenta. Rinde cuentas con exactitud. Cumple estrictamente el horario. Hace su trabajo con cuidado y esmero. Trabaja con buen genio (2 Corintios 8:21).
4. El obrero cristiano es perseverante. Sigue buscando salir adelante, hasta lo último. No se rinde ante los trabajos difíciles o poco agradables. No se deja vencer por los obstáculos que se presenten (1 Corintios 15:58).
5. El obrero cristiano es progresista, es decir, con entusiasmo e iniciativa busca adelantarse. Estudia y se capacita para poder conseguir un mejor puesto, si es posible. Si en la voluntad de Dios, no es posible, acepta con gozo las cosas como son. Pero, nunca deja de buscar mejorar su situación. Claro, busca mejorar las cosas para servir a Dios, no para fines egoístas y lujosos (Romanos 12:11; Proverbios 27:23-27).
Normalmente, el creyente que en su trabajo cumple estos consejos va a progresar (Proverbios 12:24; 13:4; 21:5; 22:29). El cristiano no debe estar sin trabajo. Si no está contento con su empleo, sigue en él mientras se le presente algo mejor. Si no encuentra empleo, estudia, lee, sirve a los necesitados o algo por el estilo, pero prefiere trabajar de balde y no estar ocioso en este mundo donde hay tanto que hacer a favor del reino de Dios.
Pregunta de repaso:
¿De qué manera, bajo la bendición de Dios, puede el cristiano progresar en su trabajo?
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