Para niños

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Lección:

Dios hizo a todas las personas. Todos somos de Dios, porque Él nos hizo, e hizo a todo el mundo. Y porque somos de Dios, tenemos que vivir para Él, y agradarle. Él nos ha dicho cómo agradarle y vivir para Él. Dios nos dio su ley, en la cual nos dice qué tenemos que hacer y qué no debemos hacer.
Hace mucho tiempo, Dios dio su ley a los israelitas, quienes eran su pueblo. Él los había sacado de Egipto, de dura servidumbre. Ellos vivían en carpas, y Moisés era su capitán. Dios le dijo a Moisés que se alistaran, se bañaran y se cambiaran, porque en tres días Dios iba a hablar con ellos, en el monte Sinaí. Ellos debían esperar cerca al monte. Esta era una visita muy especial. ¡Dios jamás había bajado para hablar con nación alguna! En la mañana del tercer día, una nube grande y oscura estaba sobre el monte Sinaí. Los israelitas oyeron truenos y relámpagos, y sonido de trompeta, y tenían mucho miedo. Moisés los llamó, para que estuvieran cerca al monte, y allí Dios bajó en fuego y en humo, y el monte tembló. Ellos vieron que Dios era muy grande. Y oyeron la voz de Dios que decía: Yo soy Jehová tu Dios. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen alguna. No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios. Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Honra a tu padre y a tu madre. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás cosa alguna de tu prójimo.

Estos son los diez mandamientos. Dios mismo los dictó desde el monte, y su voz era como el trueno. Los israelitas estaban muy asustados y se pusieron lejos del monte. Moisés les dijo que no estuvieran asustados, que Dios estaba mostrando cuán grande era Él, para que le obedecieran. Y los israelitas dijeron que harían lo que Dios les dijera. Referencia bíblica: Éxodo 19:16-19; 20:1-20. Versículo de referencia: Deuteronomio 7:21

Instrucciones:

Se imprime el archivo, por las dos caras de una página. Se recorta, de manera que no se vean las líneas punteadas, y finalmente se doblan las hojas, como en la fotografía.

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Lección:

La ley de Dios nos enseña que debemos poner siempre a Dios en primer lugar, amarle más que a los demás y obedecerle antes que a otras personas. Como ejemplo, la Biblia nos enseña de una viuda pobre. Ella vivía en un lugar donde había mucha hambre. No había cosechas, porque Dios castigó esta tierra y no volvió a llover. Ella salió a recoger leña para cocinar un pan con un poquito de harina y aceite que tenía. Vio que venía un hombre, y este hombre le pidió que le trajera un vaso con agua. Ella fue a traerlo, y el hombre le dijo que le trajera un poco de pan. Ella se puso muy triste. Le dijo: No tengo pan, iba a cocinar el poco de harina que tengo, para comer yo y mi hijo, y luego dejarnos morir, porque no hay más. El hombre le dijo que no tuviera miedo, que cocinara la harina y que le trajera a él primero, y luego tendría harina y aceite hasta que regresaran las lluvias y volvieran las cosechas. Ese hombre era Elías, profeta de Dios. Ella obedeció, cocinó la harina y le trajo primero a Elías. Creyó en la palabra de Dios, y puso a Dios primero, antes que todo lo demás. Dios cumplió su palabra, y el aceite y la harina no escaseó en la casa de la viuda, y ellos tuvieron pan todos los días, hasta cuando volvió la lluvia. De igual manera nosotros debemos poner primero a Dios, alabándole, dándole gracias por lo que nos da, por la comida, no quejándonos, guardando el domingo para Él, y obedeciéndole en todo. Referencia bíblica: 1 Reyes 17:8-16. Versículo de referencia: Deuteronomio 6:5

Instrucciones:

Los niños colorean la página, y ponen un número en cada escena para ordenar la historia.

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Lección:

Los niños pequeños son desobedientes a veces, y los adultos también son desobedientes. ¿Es malo ser desobediente, cuando todos somos así? Sí, es muy malo, porque Dios nos dice que es pecado. Dios nos hizo, somos de Él, debemos amarlo y obedecerlo siempre, porque Él es muy maravilloso y nos ama. Cuando desobedecemos a Dios, estamos pecando contra Él. Cuando Adán y Eva comieron la fruta que Dios les había dicho que no comieran, pecaron contra Dios, y arruinaron su hermoso mundo. Se hicieron pecadores, al permitir que Satanás entrara en sus corazones, y luego no pudieron obedecer a Dios, como debían hacerlo. Cuando tuvieron hijos, estos hijos nacieron con pecado en su corazón, y así el pecado pasó a todas las personas. Cuando hacemos lo que Dios nos dice que no hagamos, eso es pecado. Cuando no hacemos lo que nos dice que hagamos, también es pecado. Todos pecamos mucho contra Dios, y muchas veces queremos ser desobedientes. Dios es muy bueno y no dejó de amar a Adán y a Eva, y les prometió que un día mandaría al Salvador que quitaría el pecado. Dios no quiere que seamos desobedientes, y ama tanto a sus hijos que mandó al Salvador prometido, Jesucristo, para quitar el pecado de los suyos. Debemos amar tanto a Dios, que ya no queramos pecar. ¡Él es tan bueno con nosotros! Referencia bíblica: 1 Juan 1:8-10. Versículo de referencia: Isaías 53:6

Instrucciones:

Los niños colorean la página de la oveja descarriada y las otras ovejas, y le pegan algodón.

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Lección:

Dios les dijo a Adán y a Eva que el día que comieran de la fruta del árbol que Él había prohibido, ese día morirían. Pero, ¿murieron en realidad el día que desobedecieron? Si bien sus cuerpos no murieron instantáneamente, sí murieron de otro modo, por el hecho de resultar separados de Dios. Cuando Adán y Eva comieron de la fruta prohibida, inmediatamente tuvieron miedo de Dios y buscaron esconderse, pero quién puede esconderse de Dios... nadie puede. Cuando Dios los llamó, ellos tenían tanta vergüenza y miedo. ¡Adán y Eva sabían que habían pecado! Sabían que tenían que ser castigados por sus pecados. Dios les dijo que ahora el dolor, la enfermedad y la muerte vendrían al mundo, como consecuencia de su pecado; los echó de Su hermoso jardín. Además, les dijo que tendrían que trabajar duro para vivir, y Dios ya no volvió a caminar con ellos. Muchas cosas tristes pasaron ese día. Lo peor de todo fue el hecho de estar separados de Dios. Desde ese día la gente ha estado temerosa de Dios, porque Dios es muy santo y nosotros somos muy pecadores. Sin embargo, ese mismo día, Dios prometió a Adán y a Eva que algún día todo sería bueno otra vez. ¡Prometió un Salvador, quién quitaría el pecado y nos traería a Dios, para que ya no tuviéramos miedo! Referencia bíblica: Génesis 3:7-10. Versículo de referencia: Isaías 59:2

Instrucciones:

Los niños colorean libremente a Adán y Eva huyendo de la presencia de Dios.