Para niños

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Lección:

Dios hizo a Adán y a Eva, y los puso en un jardín hermoso, para hacerlos felices. Pero ellos pecaron, desobedecieron a Dios. Si bien Dios pudo haberles dicho que ya no eran dignos de tener cosas bonitas, y que les quitaría todo; en su lugar, cuando los sacó del jardín y les dijo que ahora tendrían que trabajar duro, también les dejó muchas cosas buenas y agradables, para que las disfrutaran. Así como Dios fue bueno con nuestros primeros padres, también lo es con nosotros. Y, ¿por qué? Porque nos ama, a pesar de que pecamos contra Él todos los días. Entonces, ¿cuál debe ser nuestra respuesta ante Su amor? Debemos amarle mucho, darle las gracias por todo y alabarle. Él se agrada de que le amemos. Dios nos da muchas cosas buenas, nos colma de bendiciones, todo el tiempo. Nos da muchas personas que nos aman y que nos cuidan, nos da los alimentos, la ropa, el sol, la lluvia, las aves, las flores, y muchas cosas más... todos estos son regalos de Dios para nosotros.

Instrucciones:

Basados en la escena del dibujo, los niños van coloreando las cosas que reconocen que han recibido del Señor, sin merecerlo.

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Lección:

Dios, el gran Rey sobre todo, tiene a los ángeles como sus servidores, todo el tiempo. Ellos fueron creados por Dios mismo, para que lo alaben. Aun cuando son espíritus, en pocas ocasiones, Dios ha permitido que algunas personas los vean, como los pastores, cuando nació Jesús. Si bien son invisibles, sabemos que a veces Dios los envía para ayudarnos y guardarnos.
Por ejemplo, la Biblia nos cuenta la historia de un hombre valiente, llamado Daniel, quien tuvo problemas serios por orar a Dios. El rey de Babilonia dijo que nadie debía orar, y que si desobedecían serían echados en el foso de los leones. Cuando Daniel oyó de la ley, prefirió obedecer a Dios, e hizo lo que siempre había hecho: orar a Dios, cerca de una ventana, de rodillas, tres veces al día. Fue en ese momento cuando unos hombres malos, que odiaban a Daniel corrieron a avisarle al rey lo que él hacía. Esto puso muy triste al rey, porque amaba a Daniel, y aun así no podía permitir que desobedecieran su orden. Entonces mandó a traer a Daniel y lo echaron en el foso de los leones.
Los leones vinieron corriendo a despedazar a Daniel. ¡Pero no pudieron tocar a Daniel! Aunque tenían hambre y querían acabar con él, Dios mandó a un ángel para alejarlos de Daniel. En la mañana, el rey miró hacia el foso, y llamó tristemente a Daniel diciendo: “¿pudo tu Dios salvarte?”, y Daniel contestó: “Mi Dios mandó a su ángel para cerrar las bocas de los leones.”
Dios manda a sus ángeles para cuidarnos. No podemos verlos, pero sabemos que guardan nuestros caminos, porque eso es lo que dice la Biblia. Referencia bíblica: Daniel 6:16-23. Versículo de referencia: Salmos 91:11

Instrucciones:

Se imprime el archivo, y los niños colorean libremente la imagen.

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Lección:

En la lección pasada vimos que todos somos pecadores y por tanto todos debemos ser castigados. Aun así, Dios salva a algunos, como hizo con la familia de Noé, en el arca. Esta historia es maravillosa, pero hay una aun más maravillosa: ¡Dios nos salva! ¿Y cómo lo hace? Él mandó a su Hijo, a su propio Hijo, a sufrir el castigo que nosotros merecíamos. Dios castigó nuestros pecados en Jesús cuando Él murió en la cruz. La Biblia nos cuenta cómo Jesús vino al mundo como un bebé, cómo María su madre lo acostó en un pesebre, cómo un ángel se apareció a un grupo de pastores y les dio la noticia maravillosa: “Ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”, y luego, cómo una multitud de ángeles del cielo se aparecieron a los pastores cantando: ¡Gloria al Señor! Los pastores fueron corriendo a ver al Salvador, al niño Jesús y sintieron mucho gozo.
Luego la Biblia nos cuenta cómo vivió Jesús en el mundo, alrededor de 30 años, haciendo muchas cosas buenas, curando enfermos, dando vista a los ciegos. E hizo la cosa más maravillosa de todas: se dio a sí mismo para morir por nosotros. Murió en la cruz para pagar todos nuestros pecados. Sufrió el castigo que nosotros merecíamos.
¡Cuán grande es Dios! ¡Cuánto nos ama! Envió a su Hijo Jesús para morir por nosotros. Y ahora Dios nos da la vida eterna a todos los que creemos en Jesús. Viviremos con Él para siempre, para amarle y servirle, y para ser felices con Él, siempre felices. Referencia bíblica: Lucas 2:8-18. Versículo de referencia: Romanos 6:23b.

Instrucciones:

Se recortan tres corazones: uno en papel negro, otro en papel rojo, y otro en papel blanco. Se unen con una grapa o un cordón, haciendo un librito. Se puede colocar el versículo para memorizar en el corazón blanco. El corazón negro representa nuestro corazón cuando nacemos, lleno de pecado, y por el cual merecemos ser castigados. El corazón rojo representa el corazón lavado con la sangre de Cristo, para el perdón de pecados. El corazón blanco muestra el corazón sin pecado, después del lavamiento y el perdón de Cristo.

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Lección:

Sabemos que Dios nos ama y nos cuida, pero ¿por qué tenemos dificultades, enfermedades y dolor? ¿es que Dios se ha olvidado de cuidarnos? ¡Por supuesto que no! Hasta las dificultades vienen para nuestro bien. La Biblia nos cuenta de un joven llamado José. Él tuvo muchas dificultades, pero todo lo que le pasó resultó pasa su bien y el de todo el pueblo de Dios. José tuvo 10 hermanos mayores que lo trataban ásperamente y con envidia, porque su padre le amaba mucho. Un día su padre Jacob lo mandó a ver cómo estaban sus hermanos. Él obedeció y se fue a buscarlos. Ellos lo vieron a lo lejos e idearon un plan para matarlo. Lo metieron en un hueco, y finalmente lo vendieron como esclavo a unos comerciantes que iban para Egipto. Le dijeron a su padre que un animal lo había matado. Mientras tanto José llegó a Egipto y estuvo como esclavo muchos años. Un día Jacob envió a sus hijos a Egipto, porque no había comida en la tierra, y había oído que había abundancia en Egipto. Allí había un hombre, que era el segundo después del rey, y este los trató con enojo, y les dijo que eran espías e hizo encarcelar a uno de ellos. Tenían mucho miedo y decían que eso les había pasado por haber vendido a José. Pero ese hombre en Egipto era el mismo José, su propio hermano. Al final les dijo que él era José, que no tuvieran miedo, que ellos habían hecho mal, pero Dios lo cambió para bien, para que hubiera comida suficiente para ellos y para que no murieran de hambre. Todas las dificultades que José tuvo resultaron en bien para él y su familia. ¡Incluso las dificultades son para nuestro bienestar, porque Dios nos ama! Referencia bíblica: Génesis 45:1-8. Versículo de referencia: Romanos 8:28.

Instrucciones:

Se colorea libremente cada uno de las dibujos, se recortan y se pegan, según indica el archivo editable, para seguir la historia de José.