Lo que más se recuerda del libro de Habacuc son los últimos tres versículos, el segundo de los cuales dice: "Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación." Hab. 3:18, pero, ¿cómo llegó a concluir esto el profeta?
El profeta comienza el libro mostrando una preocupación legítima por su nación, la cual le expresa al Señor. El Señor le responde, pero no lo que nosotros quisiéramos escuchar. Su respuesta merece un análisis detallado, ya que la situación que vivía la nación de Israel es completamente actual para nosotros.
Este libro de la Biblia nos deja ver que Dios siempre responde, y que el Señor gobierna la historia, y más aun, que Él es totalmente soberano. Resulta que su decreto es inapelable. El Señor trae juicio para unos y salvación para otros, así, el mensaje del evangelio es un llamado a salvación por Cristo para su pueblo.