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La fe no es mérito nuestro, sino que es concedida por la gracia de Dios. Por venir de Él es que esta tiene valor. La fe no necesita ser aumentada para que sea válida, lo importante es que sea genuina. La fe es lo que nos une a Dios, es lo que nos permite perdonar y vivir sin ofendernos.

Un verdadero discípulo se niega a sí mismo y pone en práctica la fe, mediante el servicio al Señor. De ahí el ejemplo que pone el Señor Jesucristo. Debemos servir, sin esperar algo a cambio. Cristo vino a liberarnos de la esclavitud del pecado, pero solo para tener la libertad de servirle a Dios.

No se trata de si somos esclavos, o no, sino que se trata de saber de quién somos siervos, de saber a quién servimos incondicionalmente, ¿a una persona, al estado, a nosotros mismos? Nuestra condición natural es ser siervos del pecado, cuando Cristo nos libera, pasamos a servir al Señor.

Daniel indica el momento en que escribió su libro, en el versículo uno. Además, da el contexto religioso, en el versículo dos. Se indica que el libro fue escrito durante el año tercero del rey Joacim. Este rey fue títere del Faraón de Egipto, pero luego fue vasallo de Nabucodonosor.

Durante 23 años el profeta Jeremías estuvo hablando en contra del rey Joacim, pero él no escuchó. Así que Jehová envió las tropas de Babilonia para destruir a Jerusalén. El pueblo había puesto su confianza en la fuerza del Faraón y no en Dios, y por eso Dios soberanamente los entregó.

¿Estamos en pecado, así como Jerusalén lo estuvo? Nuestro Señor nos llama hoy al arrepentimiento. Que no nos suceda lo mismo que al pueblo en Jerusalén, y que nos llegue la disciplina de repente. Dios exige vidas santas de nuestra parte, porque Cristo murió por nosotros.

La labor de una madre es importante para cada hijo, para la familia, la iglesia y la sociedad. El pasaje central nos muestra el cuidado que tiene el Señor por las madres. Jesús se compadeció de la viuda de Naín y resucitó a su hijo. Este hecho nos sirve para conocer mucho acerca de Jesús.

En primer lugar, se puede ver que Cristo es soberano. La situación no se presentó por casualidad, sino que él gobierna todas las cosas. En segundo lugar, el Señor tiene compasión. En tercer lugar, Cristo consuela. Jesús tocó el féretro y el joven resucitó: todo lo hace limpio con su presencia.

Jesús dio una orden, y el joven muerto solo pudo obedecer y levantarse. Cristo tiene el poder; él hizo el universo, y lo que dice se hace. Jesucristo ha vencido la muerte y ahora podemos tener vida. Sigamos esperando la compasión y el poder de Cristo. Cristo ofrece vida para cada uno hoy.

Toda la historia nos lleva al momento del sacrificio de Cristo, cuando pagó por el salario del pecado a favor de su pueblo. Hoy, que celebramos la Cena del Señor, nuestra confianza debe estar depositada en Cristo y no en el rito. Debemos examinarnos y confrontarnos, con la Palabra.

La Palabra de Dios es el espejo que nos muestra en realidad quienes somos. Tenemos muchos pasajes, como el de Isaías 59, para darnos cuenta si en realidad sí somos creyentes. Mirando el libro completo podemos sacar una lista de las cosas por las cuales Dios está desagradado.

Sin embargo, hay que tener mucho cuidado, porque mirando estas listas de cosas para ser buenos creyentes podemos caer en dos peligros, los cuales, en lugar de ayudarnos, nos alejarían de Dios. De una parte está el legalismo y de otra el no actuar. Permanezcamos en Cristo, nuestra salvación.

Cristo murió durante la Pascua judía, y esto, como todo en su vida, no fue casualidad. Cristo es la pascua de su pueblo: la salvación para todo aquel que cree en Él. Su muerte fue necesaria para completar su obediencia perfecta a Dios Padre, la cual comenzó en la eternidad pasada.

Cada vez que pecamos creamos una deuda impagable, porque ofendemos al Dios infinito. Por esto fue necesario que Jesús, quien no pecó, se presentara ante Dios en lugar nuestro, y murió para satisfacer la justicia de Dios. Cuando Cristo murió declaró que la deuda se había cerrado.

Cristo no se quedó en la tumba, resucitó, y vive intercediendo por nosotros. Su resurrección es una evidencia de nuestra justificación, por lo cual podemos considerar a Dios ahora como nuestro Padre. En la resurrección Dios muestra su aprobación a la obra de Cristo en la cruz por nosotros.

Casi dos mil años luego de la resurrección de Cristo, seguimos hablando de Él, y es que nadie más ha tenido victoria sobre la muerte, sino solo Jesús. En esta predicación se comenzará analizando la respuesta del mundo ante la muerte de Jesús, en este caso los sacerdotes y fariseos.

La primera reacción es el menosprecio: se atrevieron a tildar a Jesús de engañador. Vieron el ejemplo de Cristo, pero no creyeron, en especial no creyeron que se levantó de los muertos. Además, respondieron en incredulidad, y lo hicieron así porque ellos no eran hijos de Dios.

De otra parte, la respuesta de Dios no puede ser más opuesta. Envió a un ángel para remover la piedra, no para ayudar a Cristo, sino para que las mujeres y los discípulos pudieran entrar al sepulcro y ver. Dios muestra su aceptación ante la obra de Cristo, precisamente en la resurrección.

Dios Padre se refiere a Cristo como su siervo, y esto nos recuerda otros pasajes en el mismo libro, donde muestra la salvación de Dios hacia su pueblo, por medio de Cristo. Cristo obró la redención, por medio de su muerte, pero eso no terminó ahí, luego hay celebración de victoria.

La muerte de Cristo, su resurrección, e incluso su nacimiento son hechos inseparables. El Hijo eterno de Dios puso su vida por los pecadores, y luego resucitó. Ahora todo aquel que cree en Él tiene vida eterna. Aquel que entró a Jerusalén en un pollino, está reinando a la diestra del Padre.

Usted puede estar sin Cristo, sin mediador entre usted y Dios, y puede estar todavía confiando en sus ideas, o en las del mundo, el cual no está de acuerdo con el plan de Dios. Si es así, tenga en cuenta que Jesús es el camino la verdad y la vida, y nadie va al Padre sino solo a través de Él.

Dios detuvo el avance del río Jordán, y el pueblo cruzó. Este es el escenario en el que Dios ordena construir un monumento. El monumento no es algo majestuoso, sino que se trata de doce piedras que estaban en el río. Pero esto es suficiente para dejarnos enseñanzas, incluso hoy.

Es Dios quien dice cómo debemos adorar, y siempre que buscamos tomar la iniciativa, terminamos en un error. Fue así durante el Antiguo Testamento, y lo es en nuestros días. Otro aspecto relevante es la sencillez del monumento. Dios nos hizo y nos conoce, y evita así que caigamos en orgullo.

El monumento sirvió para enseñar a las generaciones que no vieron el milagro, y esto nos deja un principio: los padres son los responsables de enseñar a sus hijos. La Biblia está llena de monumentos, los cuales sirven para que conmemoremos y recordarnos la redención de Cristo.

David, un verdadero creyente, dice de sí mismo que es malo, pero ¿cómo es posible que un hijo de Dios hable así? Esta escena no es única, sino que se repite en el nuevo testamento, y esta vez es el apóstol Pablo quien presenta el conflicto que vive todo aquel que cree en el Señor.

Romanos 7 es uno de esos pasajes que nos deja ver la fuerza del conflicto, y la razón fundamental de este es que el pecado aún mora en nosotros. Este aún nos influencia y quisiera ganar control de todo nuestro ser. De otra parte, el Espíritu nos moldea y nos inclina hacia la voluntad de Dios.

La guerra es continua, y si alguien no la siente, es porque su vida está gobernada solo por la ley del pecado. La batalla contra el pecado debe ser intensa, debemos estar velando y no suponer que somos fuertes. Afortunadamente esta lucha no será para siempre, habrá una mañana gloriosa.

Cristo mismo nos dice que debemos cuidarnos de convertirnos en tropiezo de un pequeño en la fe. A esto añade que debemos perdonar, y este es el tema central de esta predicación. Además de aclarar que perdonar es una obligación, se verá cómo perdonar y cómo pedir perdón.

Hay que perdonar de buena voluntad y cualquier tipo de pecado, sobre la base de la gracia, en humildad, sin sentirnos superiores, viviendo una relación renovada, lo cual puede ser costoso para nosotros. El reusarnos a perdonar es pecado, y lleva una raíz de amargura que afecta la adoración.

El perdón es algo solemne, porque el pecado es terrible. Es lo que se interpone entre Dios, nosotros y nuestro prójimo. En Cristo, y solo en Cristo, podemos perdonar, y esto, porque Cristo nos ha hecho competentes, pero si aún no creemos, busquemos a Dios, para que Él nos perdone.

En el texto hay una palabra que se repite tres veces, y es central a la idea que quiere transmitir el apóstol en el cierre de esta carta, es la palabra “sabemos”. Esta palabra indica que hemos experimentado algo, o que hemos revisado con atención, que conocemos por experiencia.

“Sabemos” de la obra de Cristo en nosotros. Ese conocimiento que tenemos, lo tenemos por fe, pero también se desprende de la experiencia, y eso se convierte en nuestro gozo. La primera idea que plantea es que nosotros no practicamos el pecado, porque el hijo de Dios nos guarda.

Nosotros sabemos que procedemos de Dios; por el contrario, el mundo a nuestro alrededor está bajo la influencia del maligno. Por esto trata de que hagamos lo malo, y nuestro deber es levantar muros contra el pecado. El último “sabemos” es que estamos en Él, sabemos que vivimos en Él.

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Los estudios realizados durante la escuela dominical buscan fortalecer el conocimiento de Las Escrituras de los asistentes, y por sobre todo se quiere presentar a Cristo como el único salvador para el pecador. A diferencia del sermón principal, se permite la participación de los asistentes, con preguntas o comentarios (Foto: Pamela P. Stroud/Flickr)

 

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Photo by Matt Gruber / Copyright free

 

Con cierta frecuencia nos preguntan: “pero ustedes, ¿qué creen?” Con esta pregunta las personas quieren saber cuáles son las diferencias entre nosotros y otras comunidades cristianas. Y también quieren saber sencillamente qué es lo que enseñamos para poder juzgar acerca de nuestra fidelidad a las Sagradas Escrituras, norma absoluta de la fe cristiana.

Por esto nosotros, la Iglesia Cristiana Gracia y Amor de Bogotá, enlazamos esta edición de nuestra declaración de fe. Ojalá sirva para responder las preguntas de arriba y, a la vez, para orientar respecto a las grandes verdades en su conjunto reveladas por Dios para toda persona que quiere vivir y morir dichosamente.

Hay otro motivo para presentar esta edición en este momento. La declaración de fe que presentamos, la que nos orienta en nuestra creencia y conducta, es una declaración que en este año de 1989 cumple 300 años de haber salido a la luz. En el año 1689, en Londres, unas iglesias cristianas la publicaron con el fin de identificarse detalladamente como exponentes de la fe cristiana antigua centrada en la gracia de Dios en el evangelio de Jesucristo y orientada hacia la gloria del Dios trino.

Actualmente muchos de los que se llaman cristianos no comprenden bien qué implica el nombre “cristiano”. Por otro lado, hay cierta aversión a una definición (y enseñanza todavía por las Escrituras) para su obediencia y disfrute de la voluntad perfecta de Dios. Invitamos a toda persona que dice ser cristiana a un estudio cuidadoso de las páginas que siguen y a una comparación de las mismas con la Biblia. Así podríamos saber si somos cristianos o no, y, a la vez, podremos darnos cuenta del acuerdo que hay entre los dos documentos. La declaración de fe es un fiel reflejo de la enseñanza bíblica.

Un fruto derivado del estudio de esta declaración de fe podría ser la unidad mayor las distintas comunidades cristianas. Algunos opinan que la definición de las doctrinas cristianas resulta más bien en la fragmentación del cristianismo, y esta directamente en proporción a lo detallado de la definición. La declaración aquí presentada, sin embargo, dogmatiza en los puntos donde la Biblia misma lo hace. Por eso, su enfoque en la esencia bíblica lleva (si dejamos que nos lleve) a la única unidad que vale y que perdura, la unidad obligada por la voz de Dios. La fragmentación, cuando sucede, se debe a la debilidad o a la desobediencia humana y no a algún supuesto defecto en la revelación divina.

Pero, ¿para qué tanto detalle en la declaración? la declaración da tanto detalle precisamente porque la Biblia, la Palabra de Dios, la da. Y Dios dice lo que dice porque sabe que es para nuestro bien y para su gloria. No saber, no entender, y no practicar, es perder el consejo vivo y perfecto de Dios para la orientación poderosa de la totalidad de nuestra vida como criaturas de Dios en este mundo.

Sí, es cierto, la declaración exige un estudio detenido. Obliga a que pensemos. No podemos llegar a conclusiones precipitadas. Pero ¡qué fruto más delicioso para quienes por ella se entreguen a saturarse de la Palabra de Dios, la Biblia misma! La declaración que presentamos permite un esquema de la verdad de Dios que sistematiza conceptos de otra manera confusos, desconectados, desproporcionados, y en alguna medida inútiles. Esta comprensión nos capacita para ser fuertes y fieles representantes del mensaje de Cristo en medio de un mundo pecador, hundido en la miseria, y decepcionado por las inconsecuencias, los errores, las deformaciones, y la ignorancia de la Iglesia Cristiana en general.

1989

 

Para descargar una copia de nuestra confesión de fe, haga clic en este enlace.

 

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Photo by Michael Heiss / CC BY

 

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Aquí podrá escuchar conferencias, estudios, y sermones especiales.


 

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El pastor y misionero César Triana, nos dirige en esta serie presentando el evangelio. (Foto: Henry Burrows/Flickr)

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El Señor te bendiga, y permita que si en algo estas cortas reflexiones logran confortarte, seas luego tú quien busques confortar a otros por medio de este breve peregrinar por la tierra, para el bien de la iglesia y para la gloria de nuestro precioso Dios. (Foto: J Swanstrom/Flickr)

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En esta serie veremos cómo se ha desarrollado la música del pueblo de Dios, desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días. Es un recorrido histórico para comprender lo que el pueblo de Dios, y principalmente el pueblo cristiano ha usado para adorar a Dios por medio de la música.

A través de los siglos, es la cultura cristiana la que preservó y desarrolló la música, aún hasta nuestros días. Esto es importante no sólo para que la Iglesia conozca y valore su propia tradición y cultura, sino para explicar tanto el origen de las músicas que se usan en el culto cristiano hasta nuestros días, como para entender el origen mismo de la música en occidente, cuya cultura fue desarrollada por el cristianismo.

Veremos en forma breve y general lo que la Biblia habla sobre la música, cómo fue la música en los primeros siglos del cristianismo, la música en la edad media, la música en la Reforma protestante, el origen de los himnos, la música gospel, su desarrollo en lo que llegó a ser la música cristiana contemporánea en el siglo XX y finalmente lo que es la música cristiana en Latinoamérica. (Foto: Saint-Petersburg.../Flickr)

 

Luther at the Diet of Worms

La confesión bautista de Londres es una de las últimas confesiones de su época, y está basada en las que le precedieron. Un estudio de estas nos ayuda a entender mejor nuestra confesión. Las circunstancias históricas dentro de las cuales se desarrollan las confesiones iluminan su énfasis y su teología. Saber el contexto original ayuda mucho. ¿Quiénes son sus escritores? ¿A qué batallas se enfrentaron? ¿Por qué no se desarrollaron antes? ¿Por qué hoy seguimos utilizando confesiones de hace 400 años? Estas son preguntas interesantes. En esta serie, vamos a buscar respuestas a estas preguntas. (Foto: von Werner/Wikipedia)

Fundamentos

Tertulia Teológica

Esta es una colección del programa radial "Tertulia Teológica", de la Iglesia Bautista Reformada el Redentor, transmitido los lunes a las 8:05 pm, con retransmisión los viernes a las 12 m y los sábados a las 6 pm. (Foto: Lawrence OP/Flickr)

AMiAmadoHermano

El pastor y misionero César Triana, inicialmente movido por el amor hacia un hermano suyo, pero también motivado por el amor hacia los demás, nos presenta una serie de mini mensajes evangelísticos. Si usted aun no cree en Cristo, quiera el Señor utilizar estos audios para llevarlo a las Escrituras, las cuales nos presentan a Jesucristo, El Salvador.

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Análisis detallado del libro de Apocalipsis. (Foto: Ed Suominen/Flcikr)

TeologiaSinFronteras

¿Dónde se originan las confesiones? ¿Por qué son importantes? ¿Cuáles características tienen las confesiones bautistas, y cuál relevancia han tenido en la Iglesia? Estas, y otras preguntas, tendrán sus respuestas en el programa radial "Teología sin fronteras". (Foto: J. Mark Bertrand/Flickr)

Sexualidad

El objetivo de estas charlas es entregarle de manera especial a papá, pero también a mamá, herramientas para que guíen a sus hijos en casa. Solo si tenemos familias entregadas al Señor, donde las decisiones se toman a partir de las escrituras, tendremos iglesias santas. La Biblia es nuestra única autoridad en fe y conducta. (Foto: Joe/Flickr)

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Última serie de estudios del programa "Escuela para Maestros de Biblia en el Hogar", sobre los adolescentes. (Foto: unionland/flickr)

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Colección de sermones realizados durante semana santa. (Foto: John Wright/Flickr)

 

MoldeandoElCaracterDeNuestrosHijos

Esta serie de sermones fueron dados por el pastor Sugel Michelén, hacia el año 1997. Se adicionó un archivo con resumen y preguntas a cada sermón, para facilitar su estudio. (Foto: Kat Grigg/Flickr)

 

Vea aquí el artículo introductorio a esta serie (5 páginas) 

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Esta es la lista de personas que en algún momento, por la providencia de Dios, han predicado o dirigido estudios de escuela dominal en la Iglesia Cristiana Gracia y Amor.

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Información de contacto:
Sede Norte:
carrera 67 # 175-60, Bogotá D.C.,
cel. 311 279 0577, ver más
Sede Alborada:
calle 97 # 68 F - 96, Bogotá D.C.,
613 15 24 - info @ iglesiacristianagraciayamor.org, ver más

 

 
 

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Horario de los servicios principales:
Escuela dominical Domingo 10:00 a.m. - 10:45 a.m.
Culto principal Domingo 11:00 a.m. - 12:10 p.m.
Estudio Bíblico Domingo 4:00 p.m. - 5:00 p.m.
Reunión de oración (Norte) Miércoles 7:00 p.m. - 8:00 p.m
Reunión de oración (Alborada) Jueves 7:00 p.m. - 8:00 p.m.

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