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Historias de fe. Jonás

Jonás (Paloma)


Nombre del libro y autor
El libro lleva el nombre del profeta que fue inspirado por el Espíritu Santo para escribir este libro; Jonás, hijo de Amitai, fue originario de Gat-hefer, cerca de Nazaret. Su ministerio se desarrolló en el tiempo en que Israel del norte era gobernado por Jeroboam II, aunque este periodo se consideró de importante progreso económico, también se recuerda por haber sido de altísima impiedad. Fue Jonás quien profetizó que dicho rey restauraría los límites de Israel. (2 R. 14:23-25) Aunque su ministerio se desarrolló en Israel, la popularidad del profeta se debe a todo lo que aconteció desde su salida de Israel hasta los resultados de su predicación en la ciudad asiria de Nínive. Este era un tipo de profeta que, sabiendo que Dios es misericordioso, solo quería ver la ira de Dios derramada sobre los enemigos de Israel.

Tema
El libro muestra la manifestación clara de la gracia de Dios derramada abundantemente sobre personas no israelitas. Describe posiblemente el más grande avivamiento acontecido en el Antiguo Testamento, teniendo presente que el profeta Jonás, a diferencia de los misioneros neotestamentarios que desean que todo aquel que escuche se salve, no deseaba la conversión de ningún ninivita, solo quería que Dios derramara fuego consumidor, y esperó por ello.


La Gracia Irresistible

Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por miRo. 10:20


Introducción

Hace muchos años un hombre “deseó” ser cristiano, pero cuando calculó el costo de todo lo que le implicaba dejar, desistió y siguió tranquilamente con su vida mundana, más tarde, caminando por la orilla del rio Vaupés, en su mente, dijo: “Durante toda mi vida le he servido al mundo, a partir de ahora te quiero servir a ti Señor” Ese día, la reflexión que hizo tiempo atrás sobre lo que tenía dejar, si se arrepentía, se desvaneció, todo lo vio claro y fácil, no había ningún obstáculo entre Dios y ese pobre pecador. Desde ese día no volvió a ser la misma persona, y aunque en su vida cristiana pasó por muchas batallas, que bien podrían vencerle definitivamente, vio cómo su vida fue levantada y conducida hacia el frente. ¿Cuándo desistió de ser cristiano se debió a que este hombre no le dio permiso al Espíritu Santo para que entrara en su corazón? ¿Cuándo creyó fue porque tenía la capacidad de creer? ¿Tenía en ese momento la capacidad de rechazar la transformación que estaba siendo producida en su alma? ¿Qué aconteció realmente?

1. Lo que muchos piensan. He escuchado la siguiente frase: “Jesús es un caballero y Él no va entrar donde no le permiten” Esta y muchas otras frases muestran que la decisión de ser salvo, o no, descansa totalmente en el hombre; es decir, el hombre tiene libre albedrio, por tanto la salvación no es absolutamente de Dios, el hombre tiene un porcentaje en dicha salvación y un porcentaje muy alto. Si esto es así, el hombre de la historia de la introducción tenía mucho de qué gloriarse y no tendría por qué darle toda la gloria a Dios como las Escrituras exigen.

2. La realidad. El hombre sin Dios no está herido, tampoco agonizando, las Escrituras afirman que el hombre sin Dios está muerto espiritualmente. Esto incapacita absolutamente al hombre para salvarse por sus propios medios. Es verdad que el hombre sin Dios siempre rechazará cualquier oferta de parte de Dios, porque esa es su naturaleza, pero no porque tenga la capacidad de impedir que el Todopoderoso entre cuando quiera en su vida y lo haga de nuevo espiritualmente. Cuando Dios tiene ordenada una persona para vida eterna, no hay nada ni nadie que pueda frustrar tal propósito. Si esto fuera así, Dios no sería Dios. (Ro. 3:10-18; Ef. 2:1)

3. Algunos casos

a. Conversión de los ninivitas. Estos asirios, para la época de Jonás, habían llegado al colmo de la maldad, como los de Sodoma y Gomorra y los habitantes de la tierra de Canaán cuando los israelitas entraron en ella. (Jon. 1:2; Gn. 18:20-21; Dt. 9:5) Sus conciencias estaban completamente cauterizadas, su deleite estaba en la práctica de la maldad. Las evidencias de estar muertos en sus delitos y pecados, de ser sepulcros abiertos eran muy notorias. Pero llegó de repente un misionero que los detestaba y les anuncia que en 40 días serían destruidos, algo que con toda su alma Jonás deseaba que aconteciera. Los compatriotas de Jonás, los israelitas, habían escuchado por siglos sobre el inminente juicio de Dios al igual que los ninivitas, pero sus corazones siempre fueron duros, como el diamante, entre más se les anunciaba sobre la ira justa de Dios más se endurecían, ¿acontecería lo mismo con los ninivitas? Para enojo de Jonás, los ninivitas en masa se convierten de su mal camino y no eran castigados por Dios, ¿por qué no rechazaron la Palabra de Dios como los sodomitas, los cananeos y los israelitas si estaban tan muertos como ellos y se deleitaban en el pecado? Dios los tenía ordenados para vida eterna, por ello cuando ellos escucharon la Palabra de Dios, el Espíritu Santo vino sobre cada uno, los creó de nuevo y produjo en ellos el genuino arrepentimiento y conversión a Dios. Ellos no pudieron resistir la obra de gracia que el Dios todopoderoso decidió hacer en ellos, obra de gracia que les garantizó una eternidad con el resto de elegidos de todos los tiempos. (Jon. 3:1-10; Jn. 3:3-6; 1 P. 1:22-23; Hch. 13:48; Mt. 12:41)

b. Conversión de Manasés. Este hombre, dicen algunos, igualó o sobrepasó la maldad de Hitler. Su perversidad fue extrema. Odiaba a Dios como ninguno, se vendió al pecado totalmente. Pero un día Dios hizo que fuera llevado cautivo por los enemigos: estando en prisión se arrepintió de su maldad y Dios lo colocó nuevamente sobre el trono de Judá. ¿Sería que cuando estaba sin problemas y escuchaba sobre la necesidad de arrepentirse, haciendo uso de su “libre albedrio”, podría decirle al Espíritu Santo: “No te dejo entrar en mi vida”, y ahora que estaba en problemas entonces podría decirle a Dios: “ahora te doy permiso de que entres en mi vida”? No, un muerto no puede hacer nada y hay muchos casos en la Biblia donde el malvado es castigado y no experimenta ningún cambio, una persona sin Dios puede ser molida a palo y no por ello cambia. Este cambio solo sucede si Dios derrama su gracia. Así que fue Dios quien con su infinito poder y amor dio nueva vida a Manasés, haciéndole nacer en él querer como el hacer por su buena voluntad, de otra manera Manasés jamás se hubiera arrepentido. (2 Cr. 33; Fil. 2:13)

c. Conversión de Pablo. Este era un religioso recalcitrante, un hombrede temer; odiaba a Jesús con todas sus fuerzas y por ello perseguía a muerte a todos los que seguían al Señor. A diferencia de los ninivitas y de Manasés, que no se reservaban en mostrar que sus vidas eran un sepulcro visible, Pablo fue otro tipo de muerto, él tenía bien adornado su sepulcro por fuera, pero por dentro existía en él la hediondez de su muerte. Por fuera parecía gente honrada, pero por dentro estaba lleno de hipocresía y de maldad. Si el libre albedrio existiera, la persona que con toda seguridad jamás dejaría entrar en su corazón a Jesús sería Pablo. ¿Pero por qué Pablo pasa en un instante del odio insaciable hacia Cristo, a un amor indecible por Jesús? La gracia irresistible de Dios es la única respuesta. Su encuentro con el Señor no fue para una simple llamada a cuentas, fue para recibir de Dios el nuevo nacimiento, la fe genuina en Jesús, como la única fuente de salvación. (Mt. 23:25-28; Hch. 8:1-3; Hch. 9; 1 Ti. 1:12-17)
Así que en la salvación del hombre de la introducción, como en el de todos aquellos que estaremos con Cristo en el cielo acontece porque Dios con su infinito poder opera irresistiblemente creándonos de nuevo, de otra forma nadie, por su muerte espiritual, se podría salvar, todos sin excepción nos perderíamos.

4. Razón por la cual Dios opera con su gracia irresistiblemente en muchos hombres. Esto no acontece por casualidad; sucede porque:

a. Dios desde la eternidad amó a esos muchos hombres y los escribió en el libro de la vida. (Ro. 8:29)

b. El Hijo se hizo hombre para ser el substituto de esos muchos, delante de Dios. Él obedeció la ley de Dios por ellos, cargó sus pecados, recibió el castigo por ellos, resucitó por ellos. En sentido general hizo todo para que ellos fueran perfectos delante de Dios. (Heb. 10:14)

Conclusión
Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: gracia y paz os sean multiplicadas1 P. 1:2


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