Nombre y autor
El nombre Deuteronomio procede de la traducción al griego del Antiguo Testamento llamada Septuaginta (LXX) y significa "segunda ley" o "copias de esta ley". El nombre en la versión hebrea es: "Estas son las palabras". En realidad no es una segunda ley, sino como dice John Macarthur: "Un registro de las palabras de explicación de Moisés con respecto a la ley". El autor, o mejor la persona que Dios inspiró para escribirlo, fue a Moisés, con excepción de las últimas partes del libro, ya que narran su muerte, la cual se cree que fue escrita por Josué.
Tema
Los días de Moisés en esta tierra estaban por acabar, y como un buen padre, reúne a toda su familia para despedirse, dando recomendaciones acertadas a cada uno. Moisés utiliza el pasado oscuro de Israel y la fidelidad de Dios, juntamente con las leyes de Dios, para hablar aun sobre su futuro. Los exhorta fuertemente en la búsqueda de la obediencia a Dios.
Las ciudades de refugio, (Dt. 19:1-14; Nm. 35:9-28)
"y este es el caso del homicida que huirá allí y vivirá..." Dt. 19:4
1. Eran ciudades equidistantes, pertenecientes a los levitas. Dios ordenó que tres de ellas quedaran al lado oriental del Jordán, donde moraban las tribus de Rubén (Beser), Gad (Ramot de Galaad) y media tribu de Manasés (Golán de Basán). Al occidente, las ciudades y los territorios se ubicaban en el monte de Neftalí (Cedes), en el monte de Efraín (Siquem), en el monte de Judá (Quiriat-arba o Hebrón), Jos. 20:7-8
2. Las ciudades tenían el propósito de resguardar a aquel que sin culpa hubiera dado muerte a otra persona. Dios, en su soberanía, usaba personas (sin ningún tipo de intención, sino por accidente) para quitar la vida de alguien, Dt. 19:4-6
3. El acceso a la ciudad tenía que estar libre de obstáculos. Los israelitas tenían que mantener los caminos limpios para que el homicida, sin culpa, pudiera desplazarse lo más rápido posible y no ser alcanzado por el vengador, Dt. 19:3, 6, 10
4. El vengador. Si el reo era culpable, o si el reo no era culpable se dejaba alcanzar, o si luego de ser declarado sin culpa salía de la ciudad, el vengador le podía dar muerte. El vengador no era declarado reo, Nm. 35:12, 21, 24-27
5. Al entrar en la ciudad nadie podía entregar al homicida sin culpa. Su vida estaba segura en ese lugar.
6. El reo sin culpa permanecía en la ciudad de refugio hasta que el sumo sacerdote muriera, luego el reo regresaba a su propiedad. El vengador ya no podía actuar, y si lo hacía era culpado de homicidio, Nm. 35:28
7. Figuras.
a. El reo es una figura del pecador. Aunque ninguno que acude a Cristo puede decir que no es culpable, como el caso del reo sin culpa, el hecho de tener que acudir a Cristo para salvar su alma lo hace figura, Is. 45:22, Mr. 2:17
b. Cada ciudad de refugio era una figura de Cristo. Las Escrituras lo muestran a Él como el único en quien podemos encontrar salvación. Fuera de Él no hay quien salve al pecador de la condenación eterna, Sal. 90:1
c. El sumo sacerdote es una figura de Cristo. El sumo sacerdote mediante los sacrificios tenía la función de reconciliar al pueblo con Dios. Jesús con su sangre se presentó por todos los que se han refugiado y se refugiarán en Él. La salvación está segura para siempre, porque nuestro sumo sacerdote nunca muere. Hb. 7:22-28
d. El vengador de la sangre, es una figura de Dios el Juez justo. Dios mismo ordena buscar con urgencia a Cristo, no debemos dudarlo ni esperar, sino acudir cuanto antes al Salvador, para que a su alma no lo alcance el juicio de Dios, Sal. 7:11-13; Nah. 1:2; 1 Ts. 4:6; Mt. 10:28
Conclusión
¿Eres el pecador que ya acudió al único refugio para salvar tu alma? Recuerda: "Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo", Heb. 10:31