Esta carta fue dirigida, en primera instancia, a Filemón, quien tenía un esclavo, Onésimo, el cual había escapado. Este esclavo, en su huida llegó a Roma, y allí, además de conocer al apóstol Pablo, se convirtió al cristianismo. Así, el tema central de la carta es el perdón entre hermanos.
El mejor ejemplo de perdón es el que Dios nos dio. Por tanto, cuando perdonamos, actuamos como Dios, lo cual es bueno. Otro aspecto interesante de la carta es la gracia de Dios en la vida de las personas. Somos los Onésimos de Dios: lo hemos ofendido y ahora nos da de su perdón.
Pablo, al comenzar la carta da un saludo de gracia y paz, que si bien puede pasar desapercibido, pues así lo hizo en otras cartas, está lleno de significado, el cual se verá con detalle. Ruegue a Dios porque en usted esté el arrepentimiento genuino y la fe verdadera. Clame al Señor y arrepiéntase.