El Señor está cumpliendo su promesa de entregar la tierra prometida, con victorias increíbles, pero también con derrotas, como con el pueblo de Hai. Si bien Israel fue reestablecido de esta caída, y el temor se esparce por todo el territorio, ellos vuelven a caer. Esta vez, no en batalla.
Las victorias de Israel produjeron dos efectos en los que vivían en Canaán. El primero fue buscar resistirse y armar un ejército inmenso en contra del pueblo invasor; el segundo fue buscar alianza, como hicieron los del pueblo de Gabaón, pero eso había sido expresamente prohibido por Jehová.
Los de Gabaón engañaron a Israel, haciéndoles creer que no eran de Canaán, e Israel cayó, por no consultar a Jehová. Israel descubrió el engaño pocos días después, pero por el juramento que habían hecho por Jehová, no atacaron a Gabaón, sino que los pusieron al servicio del templo.