Cristo mismo nos dice que debemos cuidarnos de convertirnos en tropiezo de un pequeño en la fe. A esto añade que debemos perdonar, y este es el tema central de esta predicación. Además de aclarar que perdonar es una obligación, se verá cómo perdonar y cómo pedir perdón.
Hay que perdonar de buena voluntad y cualquier tipo de pecado, sobre la base de la gracia, en humildad, sin sentirnos superiores, viviendo una relación renovada, lo cual puede ser costoso para nosotros. El reusarnos a perdonar es pecado, y lleva una raíz de amargura que afecta la adoración.
El perdón es algo solemne, porque el pecado es terrible. Es lo que se interpone entre Dios, nosotros y nuestro prójimo. En Cristo, y solo en Cristo, podemos perdonar, y esto, porque Cristo nos ha hecho competentes, pero si aún no creemos, busquemos a Dios, para que Él nos perdone.