Dios, el salvador, es definitivamente el tema principal en la Biblia. Un segundo tema es el hombre (pecador, casi desde el mismo comienzo). En este sentido pocos pasajes condensan toda esta realidad en un solo capítulo como lo hace el Salmo 78. Este comprime estas verdades con el fin de impactarnos.
El Salmo es un relato de lo que el pueblo de Israel hizo, y de lo que no hizo. Porque no se erra sólo al hacer, sino al no hacer cuando se debería. El Salmo presenta un cuadro triste de la humanidad. Muestra una y otra vez que el hombre no es capaz, que no puede.
Así, el llamado es a que no confiemos en nosotros, ni en nada de lo que hacemos. Miremos, en su lugar, al Señor, misericordioso y perdonador, como se ve en muchos versículos del capítulo. Él eligió a David, de cuya línea vendría Cristo, el Salvador. Nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos.