Juramentos - 2
Pastor Augusto Ramírez, 11 de enero de 2015
La cuarta ilustración que da el Señor Jesucristo, en esta sección del sermón del monte, sobre cómo es que la justicia de los fariseos fallaba, y en realidad qué es lo que los cristianos deben hacer, trata los juramentos. Estos eran perversamente utilizados por el pueblo de Israel, para deliberadamente encontrar soporte a sus mentiras.
Definieron dos niveles de juramento. Uno, serio, por Dios, y otro, no tan serio, por cualquier cosa. Así, los judíos de la época se permitían mentir. Lo que dice la Escritura en realidad es que si bien sí se puede jurar, esto debe hacerse en casos muy especiales, y sólo en nombre de Dios, quien sirve de testigo del juramento.
Como aplicación, y de acuerdo con el pasaje central, los cristianos deben ser veraces, fieles, y cumplir con lo que prometen. Por ejemplo, con los compromisos hechos durante el bautismo, o en la boda. Si aun no hemos cumplido, entonces acudamos a Cristo, quien perdona y reconcilia. Además, cuando hablemos, que sea la verdad.
Pasaje central: Mateo 5:33-37 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. 37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.