Solo conociendo la soberanía y la voluntad de Dios entendemos cuál es el propósito eterno que tiene Jesús para nuestras vidas; tal como lo entendió Jeremías al obedecer el mandato de Jehová y comprar la heredad de Hanameel hijo de su tío, siendo Judá un pueblo que estaba desterrado y que iba a ser deportado a Babilonia.
Dios nos quizo dar una enseñanza con este pasaje, y fue mostrar a su pueblo la salvación, al prometer que los libraría del yugo de Babilonia y los traería nuevamente a la tierra que prometió. Pidamos a Dios que transforme nuestro corazón endurecido, para entender y conocer su propósito.
La cita para hoy es Salmos 51:10. "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí". RV1960. Bendiciones en Cristo.