La Biblia dice: “...os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre...” Ef. 4:1-2 (Foto: Radek Szuban/Flickr)
¿Qué sucede si el don de la humildad está ausente?
1. Somos aborrecidos por Dios. Sal. 138:6
2. No podemos amar a Dios. Jn. 14:23-24
3. No podemos testificar eficientemente de Jesús. Fil. 1:15-16
4. No podemos amar y servir correctamente a los otros. Fil. 2:3-4
5. No podemos liderar como Dios quiere. Mt. 20:25-27
6. No podemos comunicarnos apropiadamente. Col. 4:6
7. No podemos resolver conflictos. Pr. 15:1
8. No podemos tratar correctamente con los pecados de otros. Mt. 7:1-5; Gá. 6:1
9. No podemos resistir, en especial, a nuestro propio pecado. Mt. 12:35
10. No podemos ver nuestra miseria espiritual. Ap. 3:17
En resumen, sin humildad tenemos las puertas del cielo cerradas y somos pésimos cónyuges, padres, hijos, hermanos y prójimos. Solo el que está en Cristo tiene ese don y por ello puede salir más que vencedor en lo anterior.
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