Fijar nuestra atención en Jesucristo

Fijar nuestra atención en Jesucristo

Recomiendo la lectura del libro Rasgos Distintivos del Verdadero Cristiano, que considero de muchísima ayuda en la tarea pastoral de aconsejar a los de nuestras iglesias con respecto a la realidad de su fe.

 

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Fijar nuestra atención en Jesucristo

Recomiendo la lectura del libro Rasgos distintivos del verdadero cristiano, que considero de muchísima ayuda en la tarea pastoral de aconsejar a los de nuestras iglesias con respecto a la realidad de su fe. Una y otra vez las Escrituras nos advierten con respecto al peligro y la posibilidad de haber creído en vano. La parábola del sembrador es un claro ejemplo de lo que quiero decir. ¡Qué bueno sería que todos los hermanos se expusieran a un examen cuidadoso ante la evidencia bíblica para ver si están firmes en la fe, a probarse si Jesucristo está en ellos! (2 Co. 13:5).

...No es solamente cuestión de fijar la atención en uno mismo, sino en Jesucristo, a cuya imagen somos recreados. ¡Qué bueno es ocuparnos de Cristo! Por esta misma razón, qué terrible sería ser engañados en cuanto a si no nos hallamos en Él. Se ve claramente la importancia de conocer a Cristo. Abundan los cristos falsos. ¿Acaso no existe un solo Jesucristo? Claro que sí, pero tristemente, a través de los siglos, muchos no han querido recibirle o no le han reconocido, y han inventado salvadores según su propio parecer. Obviamente Jesucristo no es según el parecer múltiple de tantas teorías cristológicas, sino que Cristo es según es, y su verdadera identidad está revelada por su Espíritu en las Escrituras inspiradas.

A veces uno escucha la consigna: “Dejemos las controversias teológicas y sigamos con Jesucristo”. Dicha frase indica un deseo loable de unirnos todos alrededor de Cristo. Indudablemente para esto sirve Jesucristo; Él es la cabeza de la iglesia y de parte de Él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir edificándose en amor.

Desafortunadamente, la consigna: “Solo Cristo” no elimina la controversia teológica, sino que la exige. La exige porque en honor a Cristo, tenemos que rechazar las ideas erróneas con respecto a Cristo. Un concepto falso con respecto a Cristo no es mejor que un dios falso. Jesucristo no es un nombre vacío y no es un mero ideal, sino un personaje histórico y eterno de ciertas características, virtudes, y obras.

Por ejemplo, Jesucristo es el Hijo de Dios. Así, pues, para conocerle, tenemos que conocer a Dios.
Nuestro interés en conocer a Cristo nos lleva a investigar y a definir detalladamente la fuente de información que Dios nos ha dado, las Escrituras, porque sólo así logramos conocerle en la plenitud de su ser y de su gracia. Es este conocimiento que bajo el poder del Espíritu nos transforma a la semejanza de Cristo y nos llena de las consolaciones necesarias para una vida abundante para su gloria.

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