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¿Es el conocimiento el opuesto del amor?

Es el conocimiento opuesto al amor

“...el conocimiento envanece, pero el amor edifica”. 1 Corintios 8:1

Los opuestos existen, por su puesto, solo véase la relación que hay entre el bien y el mal, lo dulce y lo amargo, y la luz y las tinieblas, ¿será entonces que el pasaje está diciendo que el conocimiento es lo opuesto al amor? (Foto: RobertHruzek/Flickr)

 

Veamos primero qué no significa que el conocimiento envanezca. No significa que adquirir conocimiento sea malo, es claro que para hacer algo útil necesitamos tener conocimiento. Las personas que no se preparan, que no son diligentes en la búsqueda del saber, que no desarrollan ni ponen en práctica sus talentos resultan inútiles, Proverbios 1:7. La falta de conocimiento, es decir, la ignorancia, es un peligro letal, conduce a la destrucción de otros y de sí mismo, Proverbios 14:16; Jueces 2:10; Amós 4:6. En contraste, todo cristiano verdadero es trabajado por Dios haciéndolo que adquiera día a día más conocimiento de Él, para que sea luz y así entonces que otros glorifiquen a Dios por sus buenas obras, Filipenses 1:6; Proverbios 4:18; Mateo 5:14-16. Pablo, el autor de la carta a los corintios, fue una persona muy preparada, nunca despreció el conocimiento, e incluso, ya cerca de su muerte, pidió a Timoteo que le trajera los libros, mayormente los pergaminos; sin duda quería continuar aprendiendo del Señor, para servirle mejor, 2 Timoteo 4:13. Podemos concluir que, en general, al que carece de conocimiento le es imposible servir.

Ahora veamos lo que sí significa que el conocimiento envanece. Significa que el mero conocimiento, si no es llevado a la práctica, es inútil, es como el que construye su casa sobre la arena, Mateo 7:26-27. La persona parecerá estar bien externamente, pero espiritualmente estará vacía; será similar a una semilla que se ve bonita por fuera, pero que no tiene almendra, no sirve. Tal vacío de lo bueno no es inofensivo, porque será indefectiblemente ocupado por cosas perjudiciales, Mateo 23:28. La persona que tiene conocimiento, y no amor, se torna orgullosa, terminará creyéndose superior a los demás y al contemplar su conocimiento su corazón se enaltecerá. Se cree alguien, pero no es nadie, Ezequiel 28:17; Proverbios 26:12. La persona que tiene solo conocimiento es en extremo peligrosa, por su carnalidad puede usar dicho conocimiento de forma torcida para engañar a los incautos, Mateo 23:13.

La segunda parte del versículo también puede estudiarse en dos partes. Primero veamos cómo puede haber amor que no edifica, sino que destruye. Estamos hablando de ese afecto, de esa pasión que las personas experimentan por otras y que el mundo llama amor. Algunos ejemplos son:
- El hijo que cree amar a sus padres y hasta está dispuesto a golpear a los que hablan mal de ellos, pero es agresivo con ellos, los defrauda, y es un zángano que solo les trae tristezas, Proverbios 30:17; Mateo 15:1-6; Proverbios 17:25; Deuteronomio 21:18-21
- Los padres que sienten que aman a sus hijos, pero no los disciplinan ni los instruyen en el camino del Señor, antes, los defienden cuando hacen cosas erradas y los inducen directa o indirectamente a caminar por el camino que lleva al infierno, 1 Samuel 2:27-30; 3:13. 2 Crónicas 22:2-4
- El esposo que dice amar a su esposa, pero no le da la honra que Dios dice que le tiene que dar, antes le es infiel, la utiliza y la maltrata, Malaquías 2:14-16.
- La esposa que afirma amar a su esposo, pero no es ayuda idónea para él, antes es un tormento, que es como una gotera continua y hasta un instrumento para que el esposo haga cosas erradas, Proverbios 27:15-16; 1 Reyes 21:25.

Ahora, con respecto al amor que sí edifica, el amor verdadero, este, aunque afecta a los sentimientos no es uno de ellos, es la práctica de la verdad; es esa capacidad de llevar sin reparos a la práctica las Escrituras en todas las situaciones de la vida, Juan 14:23-24. 1 Juan 5:3. Ese amor no está en el hombre de forma natural, solo está presente en los que han sido objeto del amor salvador de Dios. Ninguno que esté separado de Cristo puede amar, 2 Corintios 5:17. 1 Juan 4:7-21; Juan 15:5; Gálatas 5:22-23. El amor que edifica no es temporal, es eterno, 1 Corintios 13:4-8.

Por tanto, el conocimiento no es el opuesto del amor, por el contrario, ellos dos se complementan. La diferencia no es entre conocimiento y amor, está en quienes los poseen. Me explico, el conocimiento envanece cuando este se logra sin Cristo; de otra parte, el amor edifica cuando quien ama está unido a Cristo. Así, los que sí son opuestos son una persona sin Cristo y una persona con Cristo: lo más opuesto a un pecador arrepentido es un pecador que no ha llegado a los pies de Cristo.


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