• 613 1524
  • 311 279 0577
  • Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

¿Puede un creyente enfermarse durante la pandemia?

Puede un creyente enfermarse durante la pandemia

…Él sí en realidad tomó sobre sí las enfermedades y llevó las dolencias de su pueblo, y porque Él hizo esto, en el día de su venida este cuerpo mortal será transformado en un cuerpo inmortal, en un cuerpo glorioso, como el de Él… (Foto: Prachati/Flickr)

 

En estos días he escuchado frases como: “por la fe el virus no nos va a llegar”, “En el nombre de Jesús no va a llegarnos”, o “fue por falta de fe que llegó a donde ha llegado”, también recibí un mensaje que decía: “Yo creo en la palabra de Dios, y su palabra dice que nosotros tenemos poder en nuestra palabra para destruir y para edificar… que si decimos corona virus, entonces el virus va a llegar, pero si decimos muere virus el virus va a morir…”. Por creer así, las personas no se cuidan, se sienten valientes, pensando o queriendo estar llenas de fe, y miran a aquellos que tienen los cuidados necesarios como si fueran incrédulos, como faltos de fe. Pero ¿cuál es el origen de este tipo de creencias? ¿Son bíblicas?

Pensar así al respecto de la pandemia viene de las doctrinas pentecostales, las cuales enseñan que cuando la Biblia dice: “…Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.”, en Mateo 8:17, significa que un verdadero cristiano no tiene por qué temer a las enfermedades. Según ese pensar, la enfermedad no puede tocar al creyente, porque Cristo ya las cargó, y “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”, Hebreos 13:8

Sin embargo, no está bien tomar algunos textos bíblicos para afirmar algo, olvidando todo el cuerpo de la Biblia. Esto puede conducir a creer y a enseñar cosas que Dios no dijo, es decir, herejías. Si la interpretación que algunos dan a Mateo 8:17 es cierta, entonces todo está bien, no hay que temer, pero si lo que dicen que ocurriría no pasa, es porque la interpretación que dan es una herejía. Y de eso, ya Pedro nos advertía cuando dice que hay personas que tuercen las Escrituras, para su propia perdición, 2 Pedro 3:16.

Si la interpretación de Mateo 8:17 es que los cristianos no pueden padecer enfermedades, entonces todo aquel que se convierte debería tener un cuerpo glorificado. Nada perjudicaría el cuerpo del creyente, ni moriría. ¿Por qué entonces Pablo dijo que para él el vivir era cristo, y el morir ganancia? (Filipenses 1:21)

Siendo menos dramáticos, si la interpretación de Mateo 8:17 es que los cristianos no pueden padecer enfermedades, entonces hoy deberíamos ver cristianos vivos de todas las épocas. Esto, porque la mayoría de las muertes son consecuencia de enfermedades y no todos los cristianos murieron siendo mártires. Entonces, ¿dónde están los cristianos que no murieron por muertes violentas? ¿No deberían estar vivos?

Si la interpretación de Mateo 8:17 es que los cristianos no pueden padecer enfermedades, entonces la Biblia debería mostrar que, al menos durante el periodo apostólico, ninguno de los creyentes padeciera enfermedades, pero la Biblia registra lo contrario. Pablo estaba enfermo cuando predicó el evangelio a los Gálatas, Gálatas 4:13; Epafrodito estuvo enfermo, y muy cerca de la muerte por tal enfermedad, Filipenses 2:27; Timoteo sufría continuamente de enfermedades estomacales, 1 Timoteo 5:23; Pablo dejó a Trófimo enfermo en Mileto, 2 Timoteo 4:20; por último, muchos de los “pequeños” que Cristo habla que debemos visitar son precisamente enfermos, Mateo 25:35-40.

Si la interpretación de Mateo 8:17 es que los cristianos no pueden sufrir enfermedades, ¿entonces para qué los medicamentos y todos los profesionales de la salud? ¿No fueron ellos establecidos por Dios como autoridad en la salud? Tristemente he visto personas que fueron a los médicos demasiado tarde, y esperaron tanto porque les prometieron curación, pero les dijeron que no debían ir al médico, porque si no entonces Dios retiraría la “promesa” de ser sanados, porque eso sería falta de fe. ¡Que crueldad!

Hasta ahora podemos concluir que la interpretación de Mateo 8:17 de que un cristiano no puede quedar enfermo, y las frases que se mencionaron al comienzo, más otras parecidas, no son Bíblicas, son herejías, por tanto, perjudiciales. Ahora veamos lo que sí significa este texto.

Antes de la venida de Cristo, todo Israel esperaba al Mesías, según se profetizaba desde Génesis hasta Malaquías. Por las Escrituras era claro que no debía ser una persona común: debía ser Dios y a la vez perfecto hombre, Isaías 7:14; 9:6. Como Dios, debía poder hacer todas las cosas, como hombre, debía ser absolutamente santo. Si Jesús era el Mesías, debía tener estas dos características.

Jesucristo vino para para que su pueblo fuera declarado justo y que sea justo delante de Dios, por tanto, fue absolutamente necesario que obedeciera la ley de Dios, perfectamente, en favor de los suyos. Si Él no fuese perfectamente santo, tampoco podría servir como el Cordero en donde Dios colocara la inmundicia de aquellos que escogió desde la eternidad, ni serviría para ser sacrificado en favor de ellos. Ni los discípulos, ni los enemigos encontraron en Él alguna falta. Sus pensamientos, sus palabras, sus acciones fueron perfectas.

Jesús demostró que Él es el Todopoderoso, resucitó personas, calmó tempestades, caminó sobre las aguas, multiplicó alimentos, e hizo tantas cosas que si se escribiesen una por una ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir, dice Juan 21:25. Ahora, con relación específicamente a las enfermedades, Mateo 8:17 que dice: “Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”, eso fue una parte del cumplimiento de la profecía de Isaías 53:4. Tener la capacidad de sanar perfectamente toda enfermedad fue una de las señales de su infinito poder, la cual demostró que Él sí era el Mesías; esa señal no era una promesa de que todo aquel que creyera en Él quedaría inmune a las enfermedades. Israel vio en los tres años de ministerio del Señor cómo las multitudes de enfermos que llegaron a Él salían perfectamente sanas. Los israelitas que rechazaron a Jesús como Mesías no tuvieron disculpa, pues presentó las señales profetizadas en el Antiguo Testamento.

Después de la resurrección y ascensión de Jesús, los discípulos, y más específicamente los apóstoles, dotados de dones, como testigos de que Jesús era el Mesías, hicieron milagros, dentro de ellos sanar, pero no hacían inmune a ninguno, ni siquiera ellos mismos fueron libres de caer enfermos. Finalizado el periodo apostólico, al concluir la escritura de la Biblia, aquellos dones desaparecieron. Aunque muchos se levantan hoy diciendo que poseen esos dones, no existió, ni existe, ni existirá una persona que tenga esos dones. Todo aquel que afirme tenerlos es un mentiroso y engañador, es de aquellos que el Señor hablará en el día del Juicio: “...nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”, Mateo 7:23. No estoy negando que Dios pueda hacer milagros escuchando la oración de sus siervos, pero Dios, en su providencia, sin que su pueblo deje de clamar, dejó medicamentos y ha capacitado a los profesionales de la salud, para que nos ayuden en esa área: nunca prometió una inmunidad perfecta mientras estemos en esta tierra.

Ahora, el cumplimiento pleno de Isaías 53:4, que dice: “…Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”, y que sirvió como la señal descrita en Mateo 8:17, tendrá lugar el día que Cristo regrese. Él sí tomó sobre sí las enfermedades y llevó las dolencias de su pueblo, y porque Él hizo esto, en el día de su venida este cuerpo mortal será transformado en un cuerpo inmortal, en un cuerpo glorioso, como el de Él. Desde ese momento y por toda la eternidad no habrá más enfermedades, no más dolencias, no más muerte. Pablo dice: “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”, 1 Corintios 15:52-53. En cuanto ese precioso día llega, todos los cristianos: “gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial”, dice Pablo en 2 Corintios 5:2. Por eso todos los verdaderos hijos de Dios claman: “…ven Señor Jesús.” Apocalipsis 22:20


IconSchedule5

Información de contacto:
Sede Norte:
carrera 67 # 175-60, Bogotá D.C.,
cel. 311 279 0577, ver más
Sede Alborada:
calle 97 # 68 F - 96, Bogotá D.C.,
613 15 24 - info @ iglesiacristianagraciayamor.org, ver más

 

 
 

IconSchedule3

Horario de los servicios principales:
Escuela dominical Domingo 10:00 a.m. - 10:45 a.m.
Culto principal Domingo 11:00 a.m. - 12:10 p.m.
Estudio Bíblico Domingo 4:00 p.m. - 5:00 p.m.
Reunión de oración (Norte) Miércoles 7:00 p.m. - 8:00 p.m
Reunión de oración (Alborada) Jueves 7:00 p.m. - 8:00 p.m.

IconLinks1

Destinos más populares:

Inicio la página inicial de este portal web
Sermones, colección de los sermones predicados en esta iglesia
Radio, disfrute la programación de la emisora de la iglesia
Estudios de la Palabra de Dios, libres
Artículos evangelísticos y de la vida cristiana en general